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Los teléfonos ganan en inteligencia con cada generación, aunque eso no signifique que sean conscientes o que tengan sentido común. Para ello, primero habría que definir matemáticamente estos términos. En el pasado, para ser considerado «inteligente» solo era necesario que el móvil fuese táctil, tuviese apps o estuviese conectado. A medida que avanzamos, exigimos más del terminal.

Así lo aseguran varios informes, con cuyos datos hemos desarrollado la infografía que acompaña a estas palabras: ‘The smarter phone‘, publicado por la consultora PwC en 2018, y el estudio ‘10 use cases for AI-powered smarphones to generate new business opportunities‘ (2017), de Gartner. ¿Qué se le pide al teléfono para ponerle la etiqueta de inteligente?

¿Qué se espera de la IA en smartphones?

Es posible que el futuro nos depare dispositivos con los que mantener conversaciones similares a las que tiene [el asistente J.A.R.V.I.S. De momento, nos conformamos con que automaticen con éxito determinadas actividades, así como con la integración de determinadas funciones en diferentes grados de autonomía. En los próximos cinco años se espera, al menos:

  • La instalación de un yo digital en el teléfono, capaz de tomar decisiones autónomas.
  • Un sistema mejorado de autentificación de usuario más allá de contraseña o huella biométrica.
  • El reconocimiento de emociones para saber cómo nos sentimos.
  • Mejora del procesamiento de lenguaje natural, imprescindible para mejorar la comunicación y poder escuchar.

La lista de Gartner es bastante más larga, y el informe desglosa muchas de esas tareas de forma detallada. De momento, el presente ya nos ha presentado terminales con inteligencia artificial. El chip de IA Kirin, incluido en los teléfonos Huawei P20 y Huawei P20 Pro, nos ayuda a mejorar de forma notable nuestra fotografía, aportando una calidad técnica de forma automática.

Teléfonos capaces de pensar por y para nosotros

Se espera que los teléfonos, trabajando tanto en local mediante chips específicos como en la nube gracias a la baja latencia del 5G, sean capaces de «pensar» como lo hacemos los humanos. Al menos para determinadas funciones muy concretas, cada una con su aplicación focalizada en una tarea.

Se espera, además, que la inteligencia artificial sea activa y se adelante a nuestras necesidades, ya que hoy día es reactiva y requiere interacción directa con el usuario.

No cabe duda de que la IA del teléfono móvil va a traernos grandes sorpresas en el futuro, y ya estamos viendo algunas de ellas. Se considera que hay tres niveles de «inteligencia» para los dispositivos, localizados en una escalera no muy diferente a la propia inteligencia animal:

  • Inteligencia automatizada. Se trata de la automatización de determinadas tareas de baja capacitación o muy repetitivas. La idea es liberar a las personas para que puedan encargarse de aquellas que requieren imaginación o creatividad, como el arte.
  • Inteligencia aumentada y asistida. A medida que las inteligencias artificiales suben en la escala evolutiva, serán capaces de encargarse de determinadas tareas para potenciarnos. Algunas se encuentran ya en este nivel.
  • Inteligencia autónoma. De momento dentro de la ciencia ficción, esta IA es capaz de autoprogramarse sin intervención humana. Es la llamada inteligencia artificial «no human in the loop«. No sabemos si lograremos alcanzarla.

Para esta última quedan, por lo menos, décadas. Ya se han diseñado inteligencias artificiales capaces de buscar bugs por su cuenta, pero el último nivel de inteligencia será aquel en que una IA sea capaz de generar programas sin que nadie se los haya pedido, que, además, la modifiquen o complementen. Como las herramientas humanas, de las que el smartphone es la última gran aliada.

Imágenes / Huawei