IA, inteligencia artificial, inteligencia artificial, IA… En el último año no hay día que pase que no nos topemos con esta sigla o con esas dos palabras. La inteligencia artificial es la última gran revolución tecnológica en la que nos hemos embarcado, y ya empieza a hacerse notar en muchos aspectos de la vida, aunque no lo parezca. Todavía está en muchos casos en sus albores, puesto que la recopilación y el análisis masivo de datos, que es la gasolina que alimentan a los algoritmos, que son esos motores que hacen funcionar la IA, no han hecho más que empezar. Sin embargo, las posibilidades que se le adivinan a la IA en el hogar y en las empresas son inmensas.
La IA promete mejorar nuestra vida doméstica a través del reconocimiento de imágenes o de voz en el móvil, o en los asistentes para el hogar, por ejemplo. Pero también facilitará las tareas en muchos sectores de actividad, desde el bancario, donde hará más preciso el análisis de riesgos o la valoración de inmuebles, al de atención al cliente, donde ya se están extendiendo los asistentes virtuales, pasando por la industria, con plantas robotizadas, o la medicina.
Precisamente, las posibilidades de la IA en el campo de la salud son el tema de este vídeo, en el que médicos, tecnólogos, ingenieros y divulgadores dan cuenta de las mejoras que veremos en los próximos años a la hora de elaborar diagnósticos, o de probar nuevos fármacos. Y todo gracias la interpretación que las máquinas harán de cantidades cada vez más grandes de datos de todo tipo y de su aplicación en el cuidado de los pacientes.
Una herramienta más para los médicos
La historia de la medicina ha sido una historia de superación tecnológica para dar con diagnósticos más precisos y en el menor tiempo posible. Los rayos X o la resonancia magnética han sido dos de los avances en este sentido. Pero ahora el paso a dar por el sector sanitario es la adopción de la IA a sus procesos y protocolos.
La IA dará a los médicos nuevas herramientas para saber qué pasará en el cuerpo del paciente antes incluso de que la enfermedad se manifieste, tomando como base millones de datos interpretados por un software que, además, se puede autogenerar (machine learning). Como afirma Jesús García Borreguero, jefe de la Sección de Cardiología del Hospital de la Princesa de Madrid, el objetivo último de la IA debe ser “prevenir para que la enfermedad no llegue a aparecer nunca”.
El reto está en recopilar esos datos y hacer que sean coherentes para que los algoritmos puedan hacer uso de ellos, como recalca Ana Jiménez, ingeniera de análisis de imagen de Quibim. Una vez superado, la IA permitirá precisar en el diagnóstico por imágenes para la detección, por ejemplo, de cánceres como el de mama gracias a la interpretación en detalle de infinidad de mamografías. También va a ayudar a robots, como destaca Carlos Mateos, director de Com Salud, que recuerda que Da Vinci, uno de los sistemas quirúrgicos más avanzados del mundo, ya se nutre de muchos datos e información de operaciones que le permiten cada vez ser más preciso.
Pero la IA no viene a sustituir al médico. Al fin y al cabo, la salud es un tema delicado y nadie quiere que su tratamiento dependa enteramente de unas líneas de código. La IA que hoy están construyendo tecnólogos de todo el mundo no tiene que ver con los relatos siniestros que nos han dejado la literatura o el cine, donde máquinas descontroladas y resentidas se las ingeniaban para eliminar o someter a los humanos que las habían creado.
Según los expertos consultados en este vídeo, la IA aplicada al mundo de la sanidad ha venido para quedarse, pero para quedarse como un apoyo valioso a la labor esencial de los médicos. De hecho, los profesionales que nos dan su testimonio coinciden en la necesidad de que siempre haya un profesional que interprete y transmita los resultados. El calor humano en la consulta del médico y en los hospitales no se va a perder.
En definitiva, un médico que se apoye en la IA será el mejor médico del mundo, pues a su bagaje profesional añadirá el conocimiento y la precisión que sale del análisis de millones de datos que los algoritmos han sido capaces de realizar. Y eso es una muy buena noticia para todos.
Imágenes / iStock Nattapon Kongbunmee y metamorworks