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Raro es el medio, digital o no, que no incluya a la inteligencia artificial entre sus noticias. Esta está cada vez más presente en nuestro día a día pero, ¿estamos sobrevalorando la importancia de la IA? ¿Dándole bombo? Sabemos que hay un gran número de marcas que dicen trabajar con inteligencia artificial y que en realidad no la usan en ninguno de sus procesos.

Por contra, también sabemos que el número de desarrollos reales y teóricos respecto a la IA nunca había sido tan grande. Jamás se han publicado tantos papers como ahora sobre el tema, o se han desarrollado soluciones que hagan uso de metodologías relacionadas con el aprendizaje de las máquinas. Inteligencia artificial, ¿sobrevalorada o infravalorada?

Decir que tu marca usa IA influye en su valor

Hay factores conocidos por los que una marca gana valor, con frecuencia relacionados con la reputación mediática. Esto lo saben en capital-riesgo, y no pocas startups hacen uso de campañas dirigidas a ESG (medioambientales, sociales y de buen gobierno, en inglés) para ganar puntos frente a los inversores. Y algo similar está ocurriendo con la inteligencia artificial.

Un reciente estudio realizado por MMC Ventures, titulado ‘El estado de la IA: Divergencia’, afirma que aquellas startups que dicen usar inteligencia artificial reciben entre un 15% y un 50% más de financiación. Esto no debería sorprendernos dado que sabemos que esta tecnología tendrá un importante peso en la economía.

Sin embargo, llama la atención que al menos el 40% de estas marcas que dicen usar IA no trabajan con nada parecido. Es decir, o hacen un mal uso deliberado del término, o buscan implantar estos desarrollos a futuro. Algo similar ocurrió con el término “blockchain”, que disparó el valor en bolsa de algunas marcas hasta en un 500%.

La buena noticia es que al menos 1 de cada 12 nuevas empresas sí usa la inteligencia artificial como parte de sus servicios frente a 1 de cada 50 hace seis años, según MMC. Aunque resulta obvio que hay un cierto (auto)bombo para intentar vender, también ocurre que la tendencia de uso de la IA es positiva. Arranca con gigantes como Huawei, Alibaba o Amazon (su ejército de robots es impresionante) y es cada vez usada con más frecuencia en pequeñas empresas.

Un vistazo a la literatura científica

Frente a las “trampas” de algunas startups, respiramos aliviados con gráficos como el de abajo. Este muestra el crecimiento sostenido de los artículos científicos (papers) relacionados con la IA en el archivo arviv.org. Dentro de sus búsquedas aparecen términos como aprendizaje automático, redes generativas adversarias o redes neuronales.

Del gráfico podemos destacar varios puntos clave. Uno de ellos es que el aprendizaje de las máquinas está recibiendo cada vez más financiación. Tanto pública como privada, es un tema que interesa debido a los resultados que aporta. Otro pilar es que el crecimiento no es explosivo.

Aunque la tendencia es exponencial (curva hacia arriba) y en dos años se ha triplicado el volumen de artículos científicos relacionados con la materia, lo cierto es que el crecimiento ha sido gradual en el tiempo. Como hito, en marzo de 2019 se publicaron 602 artículos sobre esta temática. No es hype.

La IA tiene cada vez hay más aplicaciones reales

De la teoría a la práctica hay cierta distancia o, podríamos decir, desfase temporal. Las aplicaciones tangibles tardan tiempo en estar desarrolladas. Así, NVIDIA nos presentaba hace meses un software capaz de fabricar rostros falsos; Open AI, uno que escribía fake news en base a una sola línea; y Boston Dynamics, un robot que organiza palets sin ayuda humana. Esto no quiere decir que sus desarrollos entren en el mercado en 2020, ni mucho menos.

 

Smartphones como el Huawei P30 Pro, con inteligencia artificial apoyada en un chip Kirin, necesitó años de trabajo. Primero, para lograr un chip capaz de soportar los procesos convencionales que dan lugar a la IA; y segundo, para integrar toda esta tecnología en un dispositivo accesible, con demanda en el mercado y viable a nivel tecnológico. El reto no es sencillo.

Pero con el tiempo estos desarrollos son posibles, y hoy tenemos aplicaciones derivadas de sistemas de aprendizaje automático por todas partes. Algunas propuestas derivan incluso del gobierno. Recientemente se ha presentado el documento de Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial que Europa había solicitado a España. Poco hype hay en eso.

Necesitamos valorar más la inteligencia artificial

Hay quien dice que el grado de inversión actual en estos desarrollos podrían llevarnos a un nuevo invierno de la inteligencia artificial. Los datos no apuntan en esa dirección. De hecho, España y el resto de Europa está llegando tarde para aprovechar el desarrollo de esta tecnología.

En Estados Unidos el desarrollo se fomenta mucho más debido a la inyección de capital; y en China la estrategia nacional se ha alineado completamente con el desarrollo de estas nuevas tecnologías. Es decir, que necesitamos ponernos las pilas empezando por la educación sobre este tema. Libros, podcast, cursos especializados… lo cierto es que nunca ha sido tan fácil aprender.

Necesitamos empezar a valorar la inteligencia artificial como lo que es: una herramienta muy útil que puede ayudarnos a tener una mejor calidad de vida, si la aplicamos con ética. Y no nos va a quitar el trabajo aunque probablemente lo cambie por completo.

Imágenes | iStock/metamorworksiStock/kishore kumar